10.La construcción del Estado liberal |
||
![]() |
||
![]() |
||
![]() |
Ya no hay esclavos ni vasallos, ni hombres de abadengo, de realengo o de behetría, ni nobles, ni hidalgos, ni plebeyos, ni pecheros, no hay más que ciudadanos. Ya nadie lleva el nombre del Rey de Aragón, ni de Navarra, ni de Castilla, sino el de la nación española. ¡Qué variación tan inmensa! ¡Qué marcha tan progresiva y admirable! Reunir tantos intereses, igualar tantas clases, destruir tantas preocupaciones, desarraigar tantos abusos, llevar en fin la ley niveladora sobre aquel inmenso e informe cúmulo de prerrogativas y privilegios. Qué diferencia de aquel tiempo en que las leyes se escribían en latín y apenas nadie sabía leerlas, a éste en que se escriben en lengua castellana y publicadas por la imprenta llegan por cien caminos no sólo a los confines de nuestro territorio, sino hasta los extremos del universo. Qué diferencia entre las leyes discutidas mil veces en la imprenta y la tribuna, impugnadas, defendidas, analizadas de todos los modos y aquellos actos de barbarie que... usurpaban el nombre santo leyes. […]
|
|
![]() |
||